Sunday, November 10, 2013

Manual para cruzar la frontera (final)

El paso por Woodlands es más sencillo y toma menos tiempo (unos sesenta minutos).  Si uno va a la estación «Kranji» de la línea roja del metro de Singapur, se encontrará con un letrero que indica «170» (de la empresa SBS, «Singapore Bus Services»). Abordar el bus, pagar con la tarjeta «EZ-Link» (el dinero electrónico que, los que vivimos en Singapur, usamos a diario en el metro y los autobuses) y esperar diez minutos. Una vez en el control de Woodlands (antes de bajar del bus pase la tarjeta por el lector y saldrá un aviso de «ride suspended» con lo cual le cobrarán la tarifa cuando termine el recorrido, serán un par de dólares), hay que subir unas escaleras eléctricas (hay ascensor, si es que trae bultos), pasar por el control (en el electrónico, para singapurenses y residentes, casi nunca hay cola), volver al primer piso y dirigirse de nuevo al bus (no se olvide de pasar la tarjeta) que, en poco más de cinco minutos, atravesará el puente de un kilómetro que separa Singapur de Malasia (el puente del otro control, en Tuas, tiene una extensión de casi dos kilómetros). Otro gran edificio, otra vez bajar del bus, otra vez pasar la tarjeta, otra vez subir una escalera eléctrica y, otra vez, el (más lento) control migratorio.

Lo diferente del cruce de Woodlands es que nos lleva al corazón de una inmensa ciudad (1.2 millones) y, lo bueno, para quien quiera darse un salto para solo hacer algunas compras, es que se halla ligado a través de una serie de puentes y escaleras mecánicas al «City Square», un centro comercial que tiene casi todo (menos un buen supermercado). Entonces, cuando pase el control malayo solo le resta caminar (no hay cómo perderse, siga el letrero que dice «City Square») y ¡listo! Tendrá a su alcance tiendas de remate y de marca, restaurantes y cafeterías, salones de belleza, artículos eléctricos y electrónicos, cines y un largo etcétera.  

Si reside en Singapur y no quiere que los agentes de migraciones de Malasia sellen su pasaporte cada vez que pase (y, claro, siempre lo hacen en una página nueva y justo al medio porque creen que nos encanta cambiar de pasaporte cada seis meses), lea atento: Antes de atravesar el control de Malasia, subiendo la escalera, a su mano derecha, hay una pequeña oficina que dice «MACS» (nombre fácil de recordar si pensamos en las hamburguesas esas, envenenadas, que tanto nos gustan), que es el acrónimo del «Malaysia Automated Clearance System».  Por treinta ringgits (diez dólares americanos), su pasaporte, el documento que lo acredita como trabajador legal en Singapur y quince minutos, puede obtener una visa por un año y ahorrarse los sellos y las colas.  De ahí en más, el control será electrónico, como en Singapur.

Entonces (y no me haga caso, que, como decía mi madre, «nadie experimenta en cabeza ajena»):

1) Ir a Johor Bahru (JB) es fácil y barato, solo toma tiempo; por Tuas dos horas, por Woodlands, una. En «hora punta» deben ser, al menos, treinta minutos más.  Si puede, evite los feriados.
2) Se puede viajar en una línea malaya (Causeway) o en una de Singapur (SBS).  En ambos casos los buses son viejos (los malayos más viejos y más descuidados, pero estos llevan a Bukit Indah, los de SBS, no).
3) El tipo de cambio favorable a Singapur (2,5 x 1) hace que muchos productos y servicios sean más baratos en Johor Bahru. No necesita cambiar el dinero en Singapur, puede hacerlo en Malasia, sin problemas.
4) Los baños en los centros comerciales están sucios (en «Aeon» son impresentables, con sus cucarachitas más; en «City Square», solo sucios). En la medida de la posible, evítelos.
5) Si va a cruzar la pista en Malasia «desingapurísese», o sea, mire a los lados, que los pasos de cebra están de adorno (como lo están los taxímetros en los taxis, si va a subirse a uno, pacte el precio antes).
6) Ir a JB vale la pena si el ahorro es considerable (en la cantidad) y consistente (en el tiempo).  Si va en su propio auto (use la carretera en Tuas, es más rápido) y puede llenar un par de carritos del supermercado semanal o quincenalmente (Giant, Tesco), se ahorrará algunos cientos al mes. Si va en bus, inclínese por los servicios (manicure, pedicure, corte de pelo, cine, comida) y algunos productos ligeros y caros (cosméticos o anteojos, por ejemplo), si hace todo junto en un solo viaje, también podrá ahorrarse algunos buenos dólares cada luna.

¡Buen viaje!

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